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Sin remedio

  Las circunstancias me abruman No hay remedio Aún más lejos, aún más cerca los ojos del otro Viene lastre con los fantasmas de tiempos muertos Siempre fui un solitario Un experto en ocultar las cosas con la casualidad Otra vez a encontrarse con el pasado Con la daga y las inseguridades que no dejan dormir Y también mucho miedo por saber que ya todo esto no tiene remedio
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No hay nadie que lamente lo que somos

Dos espíritus libres con aire apagado deciden formar la hiedra. La enredadera de vertientes. El fuego que te consume por dentro. Los dos muriéndose, pero juntos. El continuo reflejo del otro en las pupilas. De almas libertinas a almas maduras. Conociéndose uno a otro hasta el rincón más profundo de su ser. Toma toda esta libertad y hazla tuya. Quémala, destrúyela. Ahora somos uno.

La enajenación sea contigo

"sigo creyendo que la enfermedad más grande es adaptarse y que los hombres nacimos para deshacer y hacer, y que mi etapa de destruir no ha pasado; creo más en el vino que en los pájaros: beber es una forma de obligarte a no pensar y volar es una forma de esquivar el pensar. dondequiera que estés la felicidad y la enajenación sean contigo, porque ese camino escogiste, menos viciado que el mío, esa zona donde las criadas riegan jardines y no hay niños jugando en la calle ni borrachos tirados ni puestos de fritangas ni putas, y te siga llegando cada número de Kena y, en forma más aventurada, de vez en cuando un plural, de vez en cuando una borrachera social, un encabronamiento, dondequiera que estés la felicidad y la enajenación sean contigo. " Ramón Mendez Estrada

Purulentos

Toma mi vacío y conviértelo en palabra Daga que perpetúa tu silencio Mortales, lentos, con aguardiente en las palmas Ya nada de mí es tuyo   Vamos distanciándonos por la hondonada Como cadáveres pudriéndose Como un perro lleno de cal Toda esta rabia es lo que nos une

Felicidad

Testimonio 1 Me encontraba sentada en el sillón de siempre, en la misma habitación de siempre. Algo que no puedo describir con certeza se apropió del ambiente y tuve un sentimiento de plenitud abrumador. Comenzó desde las piernas y poco a poco se apoderó de todo mi cuerpo. No estoy segura de las circunstancias que lo provocaron. Sólo sé que sentía una paz indescriptible. La realidad me cubría por completo con toda su sonrisa. No estoy segura de lo qué es la felicidad, pero sí de que el azar está involucrado. Desde aquel momento, me di cuenta que podría sobrellevar las cosas si el azar era buena conmigo. Para mi la felicidad es plenitud y paz guiadas por una fuerza misteriosa. Testimonio 2 Después de una comida cualquiera empecé a tomar algunos tequilas con mi madre. Teníamos tiempo de no charlar y no fue difícil hilvanar ideas. De pronto entre los dos surgió una empatía casi espiritual. La plática tomó un curso muy profundo: la inquietud del ser, la eterna búsqueda, los fantasmas del p

Intestino de volcán

Últimamente tengo ganas de vomitar todo el día. Sabines diría que es el espanto. Esa cosa que te levanta en las noches y te hace cuestionar el suicidio. El problema va más o menos así: ¿Para qué estar vivo si vives de la mierda? No hay problema ontológico. Tampoco matiz filosófico. Todo se reduce a un problema visceral práctico. ¿Y ahí qué sigue Tarumba? ¿vivir derrumbado? Lamentablemente las determinaciones gordianas sólo son para los valientes. Los cobardes nos toca tragarnos el vómito diario. Nos tragamos una porción y la restante la untamos contra nuestro cuerpo. Esto para dar a conocer a los demás que a partir de ahora somos pura inmundicia.

La cotidianidad de los miserables

 "Y Cesárea me miró, una mirada cortita, así como de lado, y dijo que ése era el porvenir común de todos los mortales, buscar un lugar donde vivir y un lugar donde trabajar." Amadeo Salvatierra, México DF, enero de 1976 Los que no podemos volar siempre nos toca sentir la tierra. La libertad nos parece insoportable. Entonces hacemos una especie de matrimonio casado con lo cotidiano. Comer aquí, con la señora de siempre. Tomar la misma ruta de autobús durante años. El mismo nescafé asqueroso a las 9 a.m. Los buenos días huecos y las sonrisas sinceras pero ya cansadas.  Muy adentro sabemos que esto no durará siempre y que nos vamos a derrumbar. Estamos predestinados a un destino frágil y obscuro.